Vengo
de un mundo en el que siempre tuve comida en la mesa, dónde los padres
luchan por que sus hijos tengan una comida equilibrada.Dónde nuestros
armarios están llenos de ropa, más cara o menos pero la variedad no
falta.Dónde nos aburre estudiar,dónde los adultos trabajan sus horas
establecidas y no más.Dónde quizá no con los mejores salarios,según
nosotros, podemos hacer algún extra y veranear unos días en algún lugar
diferente, cambiar de aires.
Digamos
que vengo de la sociedad del bienestar, una expresión que si no sales
de ese mundo no percibes muy bien dónde está ese bien estar.
A
veces algo te “contamina” y te hace ver otro mundo, puede ser una
mirada en la calle, aunque somos muy buenos en no mirar demasiado
aquello que nos puede alterar.Puede ser unas imagenes en la televisión,
aunque muchas veces nos dejan tan fríos como la cerveza que esta en
nuestras manos.Puede ser una canción, un libro.
Uno
de esos agentes contaminantes que en mi caso me hizo reflexionar fue un
libro, normalmente suele ser por esta vía que puedo ver el mundo desde
otra perspectiva, quizá porque puedo reflexionar, parar la lectura,
pensar mientras leo, no lo se.
Este
libro me mostró la vida de una persona, una vida de lo más común, una
vida dura.Me conmovía ver lo diferente que era su existencia, cada
momento de su día,era una vida difícil según mis patrones.
Desde
que ella era bien niña sabía de dónde llegaba la comida, muchas veces
era ella quien la cultivaba y recogía, o bien tenía que trabajar bien
duro para tener una comida miserable que llevarse al estomago.
Sus horas de trabajo eran interminables, estudiar en su vida era un lujo, algo inalcanzable.
Mientras
leía su historia me preguntaba hasta que punto alguien como yo podía
entender a alguien como ella, y si ella podría entenderme a mi.Me daba
la impresión que vivíamos en planetas distintos.
Igual
que hay miles que viven como yo, hay más todavía que viven como ella,
en dos mundos que parecen condenados a no entenderse.
Después
Creo que alguien que viene del mundo de donde yo vengo le es muy
difícil acercarse a esa forma de vida, si lo hacemos es con cierta
condescendencia, nos acercamos como un adulto habla con un niño.Una
quiere pensar que tiene una mente abierta, que ha visto algo de mundo,
pero esa mente abierta quizá no esté preparada para ver este otro mundo
que hay en la trastienda del mio.
Curiosidades
de la vida en un aeropuerto de paso, la vi, a esa mujer que con sus
palabras sencillas me hizo asomar la cabeza a su vida.Vencí mi timidez
habitual y la saludé.Ahora era una mestiza, estaba a caballo entre su
mundo y el mio.Fue amable y muy suave su saludo pero su mirada era otra
cosa, era la mirada de los que pertenecen al otro mundo.Ahora jugaba con
nuestras armas para intentar que su mundo y el mio se acercaran un poco
más.
Solo espero que ella nos contamine más a nosotros que nosotros a ella.
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